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¿Es realmente útil la distancia social en los aviones para luchar contra el Covid?

12 mayo, 2020

La Comisión Europea se reunirá este miércoles para pactar las medidas que deberá adoptar el sector aéreo para volver a volar sin poner el riesgo la salud de los pasajeros. Aunque está previsto que ese mismo día se conozcan las “recomendaciones” de Bruselas, estos acuerdos se tendrán que plasmar en una normativa que emitirá la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea) por lo que el sector espera tener el documento el viernes 15 de mayo.


“La normativa tiene que trasponerse a España, que deberá adaptarla y probablemente lo consultarán con el Ministerio de Sanidad. Las aerolíneas quieren que este proceso termine lo antes posible porque es muy importante aclarar el marco normativo para volver a operar”, explican fuentes del sector a este diario.


Entre las medidas que se están estudiando fijar, la distancia social es la que más revuelo está causando ya que las compañías aéreas rechazan de plano utilidad. “Inflige un daño significativo a las aerolíneas y no supone una mejora de la seguridad sanitaria”, señala Brian Pearce, director financiero de IATA.


Asimismo, la medida también ha dividido a los Estados miembro que tienen que pactar el marco normativo para que sea homogéneo en toda Europa y permita a todas las aerolíneas competir en igualdad de condiciones evitando los contagios.


Así, mientras en España el secretario de Estado de Transporte, Pedro Saura, asegura que “la distancia física es una medida más a tener en cuenta para garantizar la seguridad en los aviones”, en Francia, el secretario de Estado de Transporte, Jean-Baptiste Djebbari, ha dicho que las aerolíneas no tendrán que imponer el distanciamiento social a bordo de los aviones. Una medida que sí que es obligatoria en los autobuses, trenes y transporte público a ambos lados de los Pirineos.


En línea con las restricciones a la capacidad, el Ministerio que dirige José Luis Ábalos publicó el domingo pasado una Orden en el BOE que fijaba una ocupación máxima del 50% en las aeronaves que hicieran vuelos interinsulares (dentro de Canarias y Baleares) para respetar la distancia social. Para el resto de los vuelos sólo se recomienda asegurar la mayor distancia siempre que sea posible.


Las aerolíneas defienden que dejar sin vender el asiento de en medio no es efectivo ni necesario para evitar contagios dentro de un avión. “Es más una medida política. Algo más estético que verdaderamente útil”, señalan fuentes del sector. Y es que, según explican, el aire dentro de la cabina “tiene la pureza de un quirófano” a diferencia de lo que sucede en un tren o un autobús, donde las puertas se abren en mitad de trayecto y no es un vehículo estanco. “En la cabina de los aviones el aire se renueva cada tres minutos y la utilización de filtros HEPA elimina virus y bacterias con una efectividad del 99,99%”, explica Iberia en un comunicado tras la publicarse un vídeo en el que se ven casi todos los asientos ocupados.

En este sentido, las aerolíneas señalan que es mucho más útil imponer medidas control antes de que los pasajeros suban al avión para minimizar riesgos que dejar vacío un asiento. No en vano, por mucho que no se ocupe dicha plaza la máxima separación que habrá entre pasajeros será de 50 centímetros, muy inferior al metro o metro y medio recomendado, por lo que ya puestos habría que poner un pasajero fila si, fila no. Así, abogan por el uso obligatorio de las mascarillas a bordo, reducir los movimientos dentro de la cabina, prohibir los pagos en efectivo y extremar la higiene de viajeros y tripulantes con el reparto de toallitas limpiadoras y geles hidroalcohólicos.


“Lo verdaderamente importante sería poner medidas de control de temperatura en los aeropuertos para evitar que suban a bordo personas contagiadas e incluso la promulgación de un pasaporte sanitario, antes que limitar la capacidad al 66% ya que pone en riesgo su viabilidad económica”, señalan fuentes de las compañías.


Según explica IATA, limitar la capacidad de los aviones al 60 o 63% supondrá un fuerte alza de los costes por pasajero que las aerolíneas no serán capaces de absorber ni reflejar en los precios en un contexto de baja demanda. Así, alerta de que tan solo cuatro aerolíneas de una muestra de 122 serían capaces de sobrevivir a la distancia social puesto que son rentables con una ocupación del 60%. Para poder compensar dejar dos o cuatro asientos libre por fila, las aerolíneas europeas tendrían que subir al menos un 49% los precios de los billetes para llegar al punto de equilibrio. Es decir, para no perder dinero.


La cuestión es que se espera que la demanda se mantenga bajo mínimos durante mucho tiempo y que las aerolíneas bajen las tarifas para dinamizar la venta de billetes, lo que hará muy difícil una subida generalizada.


Por África Semprún – El Economista

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